Lauro de Oliveira Lima - Mi Papá


La biografía del profesor Lauro de Oliveira Lima, como a él le gusta contarla, se inició en 1921, cuando el paulista Lourenço Filho vino a Ceará para instalar el Instituto de Educación. O cuando, en Suiza, el filósofo Jean Piaget escribe sus primeras teorías pedagógicas. El niño de Limoeiro do Norte, tierra del maestro Zé Afonso, ya nació grande. “Siempre fui un educador”, resume, en esta entrevista. A los 88 años, él no recuerda otro destino en la vida. Del a;b;c; con el maestre Zé, fue para el seminario conciliar e inventó una escuela. Posó allí. “Cuando salí del seminario conciliar, fui ser profesor del colegio de la ciudad. Y Elisabeth (Beinha) fue alumna de ese colegio. Comenzamos vernos, ella, alumna de la escuela y yo, profesor”, completa. Lauro se casó con la nieta del educador Agapito dos Santos, joven preparada e inteligente. Y dio origen a una familia de pedagogos. Son siete hijos, que aprendieron a apreciar la lectura  oyendo al papá narrando Monteiro Lobato.
Aún aquel que se graduó en Análisis de Sistemas, como el más joven, se dedicó al gran amor del padre. El profesor Lauro se mantuvo (y se mantiene) fiel a la educación. Durante el período de la dictadura militar brasileña, por ejemplo, fue jubilado a los 43 años y respondió a procesos que lo acusaban de subversivo. Él nunca entendió el exilio dentro del País. “Papá era una persona contundente, de pelear por las ideas... Para él, había que modificar la base: la alfabetización, la enseñanza fundamental”, explica Ana Elisabeth (Beta), la hija con quien divide la escuela, en el Recreio dos Bandeirantes (Río). Es Elisabeth que hace de mediadora, en esta conversación por teléfono celular. “¡A él no le gusta usar el aparato (que posibilita la audición), pero, conmigo, lo usa!”, prometía, días antes. De hecho, en el horario marcado, el profesor estaba pronto para ser entrevistado. Y respondió, a su tiempo y modo, todas las cuestiones. Incluso, las del nuevo examen de ingreso ala universidad, propuesto por el Ministerio de Educación: “No me parece que el Ministerio tenga una propuesta, realmente, de importancia para eso. Pienso que es otra novedad, para decir que lo modificó”.
 Caminando para los 90 años, el profesor permanece incansable, llevando la bandera de una educación renovada. “Falta visualizar un equipo que lidere la educación en el País”, destaca. Y va todos los días a la escuela de la familia, en Río, para estar con los niños, leer los periódicos y las revistas. Continúa fiel a sí. “Obstinado, sólo hace lo que quiere”, delata la hija Elisabeth. Resiste tanto al aparato auditivo como a la fisioterapia. Y bebe siempre de la fuente de la juventud. “Le gusta mucho conversar con o João, un nieto que tiene 14 años... Del punto de vista intelectual, papá debe tener unos 18 años”, dice Elisabeth.
 
O POVO - Usted es un niño de Limoeiro do Norte. ¿Qué retratos usted recuerda de su infancia, de sus padres, de sus descubrimientos del mundo?
Lauro de Oliveira Lima – Me quedé en Limoeiro, de pequeño hasta los 15 años. Entonces tengo recuerdos de la infancia a los 15 años. Los niños del sertão viven, tremendamente, todos los momentos. Entonces me recuerdo de toda mi infancia, hasta los 15 años.
OP - ¿Usted era un niño muy travieso? ¿Cuál es la mejor memoria que tiene del sertão?
Lauro de Oliveira Lima – El niño sertanejo, desde temprano, comienza a participar de la vida. Yo, entonces, fui un niño que, por ejemplo, iba a llevar el pasto... el niño era participativo.
OP - ¿Usted nació en el Interior en la década de 1920. ¿Cómo aprendió a leer y a escribir?
Lauro de Oliveira Lima - Los niños de la ciudad aprendieron a leer con el maestre Zé Afonso - que era ya muy viejito, paralítico. Él se sentaba en una silla y los niños, en los bancos, alrededor de él. E íbamos, uno por uno, leyendo para que él oyera. Me acuerdo que había unos 20 niños en la clase.
 OP - ¿Y existía la palmeta, en esa educación con el maestro Zé Afonso?
Lauro de Oliveira Lima - ¡Ah, la palmeta era fundamental! A veces, nos pagaba sólo porque era el método... A mí, sin haber hecho nada, me pegaba cuatro veces (risas). No era sólo un castigo. Era un modelo de convivencia entre el maestro y los alumnos.
OP – En su biografía, usted insiste que nació el año en que el paulista Lourenço Filho estuvo en Ceará para reformar la enseñanza elemental e instalar el Instituto de Educación. ¿Desde niño, usted ya pensaba en ser profesor?
 Lauro de Oliveira Lima - No, mire, yo fui un niño, así, totalmente, viviendo la vida de la ciudad, yo era travieso... Entonces, cuando completé los 12 años, fui para el seminario conciliar, en Jundiaí, São Paulo.
Y pasé cinco, seis años, con los padres. Cuando salí, ya era un joven adulto, entonces, cuando llegué a Limoeiro, empecé a dar clases en la escuela que allí había.
 OP – Pero, ¿usted tenía otros planes cuando era niño? ¿Imaginaba que sería qué?
 Lauro de Oliveira Lima - No me recuerdo... niño sertanejo, no tenía grandes aspiraciones. Sé que a los 12, 13, 14 años fui para el seminario.
E iba a ser padre. Es lógico que a mi padre y a mi madre les pareciera importante que yo estuviera en el seminario porque yo sería padre. Pero, cuando llegué a una edad más avanzada, salí del seminario, volví para Limoeiro. Salí del seminario con casi 20 años. En Limoero, empecé a dar clases en la escuela primaria de la ciudad. Hasta entonces, la escuela era sólo del maestro Zé Afonso, de la palmeta. Y yo empecé a dar clases ya en una escuela, más o menos, avanzada.
 OP - ¿Usted era un profesor exigente?
¿Usaba la palmeta?
Lauro de Oliveira Lima - No.
Cuando empecé a ser profesor, la palmeta ya había sido abolida por el MEC (Ministerio de Educación). Las dos: la palmeta negra, que era violenta, y la roja, que era más modesta.
OP - Y ¿qué le enseñó el seminario? ¿Cómo lo ayudó en  su formación de profesor?
Lauro de Oliveira Lima- En el seminario, fui el primer alumno, siempre. Estaba apto para dar clases.
Me parece que me preparó para el magisterio.
OP - La educación también forma parte de su destino amoroso. Se casó con la nieta del educador cearense Agapito dos Santos. ¿Cómo conoció a la profesora Elisabeth y qué tenía ella que las otras jóvenes de la época no tenían?
Lauro de Oliveira Lima - Mi mujer era nieta de Agapito dos Santos - que fue el educador más importante de la ciudad. Él
dio clases para todas las generaciones. Alcides Santos (Alcides de Castro Santos nació en 1889 y era hijo del político y profesor Agapito dos Santos. Estudió en Europa y fundó el Clube Fortaleza - embrión del Fortaleza Esporte Clube) era su padre. Tuve una vida, más o menos, importante porque era casado con la hija del hombre más importante de la ciudad.
OP - E ¿cómo se conocieron?
Lauro de Oliveira Lima - Cuando salí del seminario, fui ser profesor del colegio de la ciudad. Y Elisabeth fue alumna de ese colegio. Y fue mi alumna, cuando entró en el colegio. Empezamos a vernos, ella, alumna de la escuela y yo, profesor.
OP -¿ Ella era buena alumna?
Lauro de Oliveira Lima - Había estudiado en Río de Janeiro (donde cursó el liceo en el Colegio Sacre-Coeur Marie), práctica común de la sociedad de aquella época.
En este momento de la entrevista, la llamada queda entrecortada.
Pero el hecho es que, después del Liceo, doña Elisabeth volvió a Ceará y estudio durante el Curso Normal en el Colegio Farias Brito. Después estudió Pedagogía en la Universidad Católica de Ceará  donde también completó el Curso de Especialización en Orientación Educacional
OP - ¿Qué tenía de tan especial que lo conquistó?
Lauro de Oliveira Lima - Ella era hija de Alcides Santos, una joven preparada, respetada, querida. Fue mi novia porque la conocí como alumna. Yo pobre y ella, una princesita.
OP - Entonces, sucedió el golpe militar de 1964. ¿Qué significó la dictadura para usted y su familia?
Lauro de Oliveira Lima - Yo fui una de las personas perseguidas por el golpe militar. No había explicación del porqué de los militares me persiguieron. Hoy, no sé explicar porque fui tan perseguido durante la época militar. Ya tenía un hijo, ya estaba casado, fue una cosa dolorosa, para nosotros, sobrevivir perseguidos. Yo perdí mi empleo y recuerdo que mi mujer asumió la casa, durante algunos años. Fue un período, tremendamente, doloroso, ese período en que yo no podía trabajar porque era perseguido por los militares.
 OP - ¿Cómo vivía, con su familia grande, en esa época, ya que no tenía empleo?
Lauro de Oliveira Lima - El trabajo todo fue de Elisabeth. Ella se empleó en la Funabem (antigua Fundación Nacional del Bienestar del Menor, creada en 1964) y en una escuela particular, ella tenía el sueldo de profesora para poder mantener a la familia. Mantener
es forma de decir, con la mayor dificultad. Y yo vivía ocioso porque no podía tener un empleo, porque los militares no dejaban.
OP - Y ¿cómo consiguió modificar esa situación?
Lauro de Oliveira Lima - Entonces, inventé la dinámica de grupo, como actividad de entrenamiento y comencé a aplicarla en varias instituciones. Fue
así que me mantuve.
OP - Antes, en la década de 1950, usted crea el Ginásio Agapito dos Santos - que lo transforma en uno de los reformadores de nuestra educación. En aquella época, ¿qué precisaba ser modificado, qué precisaba modernizarse?
Lauro de Oliveira Lima -El hecho de haber creado el Ginásio Agapito dos Santos significaba una renovación pedagógica.”... Yo, siendo un educador, reconocido y respetado, era el director del nuevo liceo e fui aceptado por la comunidad de los padres de los alumnos.
OP - ¿Podría explicar cuál era su propuesta de educación?
Lauro de Oliveira Lima - No sé explicar. El hecho de fundar un liceo ya era un avance tremendo. Porque, hasta entonces, en la ciudad sólo existía la escuela del maestro Zé Afonso, viejecito, que daba clase en una rueda, los niños sentados en los bancos. Paralítico, él se sentaba en un banco, permanecía rodeado de niños, con la palmeta. Quien no sabía, él mismo le aplicaba la palmeta.
 OP – Y ¿cómo fue reformando esa escuela?
Lauro de Oliveira Lima - Cuando adulto, inventé el método de dinámica de grupo y empecé a dar esa actividad por varias ciudades de Brasil. La dinámica de grupo era una novedad inventada por mí.
OP - Usted tuvo a influencia del filósofo Jean Piaget, que era uno de sus libros de cabecera...
 Lauro de Oliveira Lima - A cierta altura de mi vida profesional, me regalaron un libro de un autor suizo que era la vida de Piaget. Y, a través de este libro, aprendí Piaget... Y Piaget no era conocido, yo introduje a Piaget en Brasil.
OP - Entonces, para inventar su propio método de enseñanza, fueron muchos años de investigación...
Lauro de Oliveira Lima - Cuando salí del seminario, comencé a dar clases y ya comencé a hablar en Piaget, por los libros que me regalaron, y conocía Piaget teóricamente. La transición entre mi iniciación en la enseñanza y la metodología fue imperceptible.
 OP - ¿Cuál es la base de su método de enseñanza?
Lauro de Oliveira Lima - Inventé la dinámica de grupo, que es un trabajo que tiene un grupo de alumnos... Yo trabajaba con 25 alumnos, en varias ciudades, y esos alumnos debatían entre sí. Yo era un supervisor - no era, propiamente, una persona que daba clase. Colocaba a los grupos reunidos para conversar entre sí. Así
nació el método de dinámica de grupo. Los grupos creaban situaciones que tenían que debatir y resolver, ellos mismos inventaban métodos de pedagogía.
OP - Para usted, ¿en qué puntos la educación brasileña aún precisa modificarse, para tornarse moderna?
Lauro de Oliveira Lima - No hay un educador, así, como Anísio Teixeira, Lourenço Filho, que nos formaron, a los estudiantes de la Escuela Normal, de las universidades... Falta visualizar un equipo que lidere la educación en el País.
 OP - ¿Y los cambios deben comenzar dónde? En la Enseñanza Fundamental, en la Enseñanza Media, en la Enseñanza Superior?
Lauro de Oliveira Lima - La transformación fundamental es en el primario. Es a partir de él que se forman los equipos para la enseñanza superior.
 OP - Ahora mismo el Ministerio de Educación (MEC) discute, con las universidades federales, los cambios en el examen de ingreso a la universidad. Una de las principales justificativas de ese cambio es que va repercutir en la enseñanza media, modificando la forma de enseñar y de aprender. ¿Cuál su evaluación sobre el proceso selectivo actual de nuestro examen de ingreso a la facultad? Y está de acuerdo con los cambios propuestos por el MEC?
Lauro de Oliveira Lima - Estoy acompañando este proyecto de modificación del MEC. Vamos ver lo que va a suceder... a mí no me parece que el Ministerio tiene una propuesta, realmente, importante para este tema.
 OP - En 1996, lanzó un libro llamado ¿Para qué Sirven las Escuelas? Me gustaría usar esa pregunta en esta entrevista: ¿para qué sirven las escuelas, profesor?
Lauro de Oliveira Lima - Tenemos la impresión de que los libros que son puestos a disposición del magisterio no levantan los problemas fundamentales. Estamos en un período intermedio, que debe ser renovado por un educador que lidere el sistema escolar de forma relevante.
OP - ¿Por qué la escuela pública aún no funcionó en este País?
Lauro de Oliveira Lima - Esa pregunta es difícil de responder...lo que la escuela hace, por ejemplo, el profesorado es llevado a discutir problemas que no modifican la esencia de enseñanza, la pedagogía.
OP - Usted ya camina, incansablemente, para los 90 años. ¿Cuál es la mayor lección que la vida le dio?
Lauro de Oliveira Lima - (risos) ¿La vida? Bueno, yo siempre fui un educador. Cuando salí del seminario, al día siguiente, comencé a dar clase en una escuela normal y nunca dejé de ser profesor. Entonces, sé decirle lo que es bueno o malo en los otros métodos, porque yo sólo tengo un método en la vida.
OP - ¿Y fue feliz con esa profesión?...
Lauro de Oliveira Lima – Estoy feliz de ser un educador permanente y de estar siempre renovándome y pensando el proceso pedagógico de una forma entusiasmada. Y a medida que mis hijos fueron creciendo, fueron tornándose también pedagogos. Entonces tengo una familia de pedagogos, lo que me envanece mucho y me recuerda que yo fui el iniciador.

PERFIL

Lauro de Oliveira Lima nació el 12 de abril de 1921, en Limoeiro do Norte (194,1 kilómetros de Fortaleza). Se alfabetizó con el maestro Zé Afonso, único profesor en su ciudad. Para completar los estudios primarios, fue para un seminario en Jundiaí (São Paulo). A su vuelta al Estado, fue profesor y novio de la nieta de Agapito dos Santos (en ese orden), Maria Elisabeth.  En 1945, el profesor Lauro conquista el cargo de Inspector Federal de Enseñanza, uno de los brazos del antiguo Ministerio de Educación y Cultura, pasando a vivir en Brasilia. Ejerce
la función durante 20 años. En 1949, se gradúa en Derecho y, dos años después, en Filosofía. Su trabajo como “reformador de educación” es ejercido, plenamente, en el Ginásio Agapito dos Santos - fundado por él, en los años 50. Influenciado por los escritos del psicólogo e filósofo suizo Jean Piaget (1896-1980), el profesor Lauro idealiza el Método Psicogenético de enseñanza. El libro Escuela Secundaria Moderna (Inep, 1963) es una de las principales referencias, entre las más de 30 obras escritas por él, sobre esa metodología que considera el trabajo en equipos y la creación de situaciones-problema de acuerdo con el nivel mental del niño. Perseguido en las décadas de la dictadura militar brasileña, acusado de subversivo, se muda para Río de Janeiro para responder a los procesos policiales. Sin empleo, el profesor se ocupa con sus pensamientos sobre educación. Traslada Piaget para Brasil, en libros como Piaget para Principiantes y Una Escuela Piagetiana y, en 1972, crea el Centro Educacional Jean Piaget (Río de Janeiro). La vida, entonces, recomienza. El filósofo suizo Jean Piaget (1896-1980) fue el profesor fundamental para el educador Lauro de Oliveira Lima. Piaget, por su vez, también científico y psicólogo, dialogó con las teorías de Immanuel Kant, Herbert Spencer, Auguste Comte, William James, Theodore Ribot, Pierre Janet, Arnold Reymond, Sigmund Freud y Carl Gustav Jung.  Piaget se dedicó al estudio de la inteligencia y se tornó la principal referencia en Epistemología Genética. Para su método de enseñanza, el aprendizaje es un proceso que comienza en el nacimiento y va hasta a muerte del individuo. O sea, es necesario considerar las varias etapas del desarrollo humano. La teoría piagetiana destaca: todo lo que aprendemos es influenciado por nuestro repertorio de conocimientos. El ser humano no es apenas un repositorio de informaciones; tenemos la capacidad (inteligencia) para interactuar con el saber exterior. “El principal objetivo de la educación es crear individuos capaces de hacer cosas nuevas y no, simplemente, repetir lo que las otras generaciones hicieron”, defendía. Las ideas de Jean Piaget también influenciaron estudiosos como el científico social Jürgen Habermas, el pensador marxista Lucien Goldmann y la pedagoga Emília Ferreiro, por ejemplo.

Tal padre, tal hijo. Desde que el menor nació, comenzó la confusión. Muchas entrevistas ya buscaron al profesor Lauro de Oliveira Lima y conversaron con el heredero, Lauro Henrique de Oliveira Lima. Una vez más, fue el director del Colegio Oliveira Lima quien recibió O POVO, en el primer intento de entrevistar al profesor Lauro. “Ya sé, ustedes quieren hablar con mi papá, respondió a la repórter. Pero no fue un viaje perdido al Colegio Oliveira Lima. Lauro Henrique buscó en el o baúl de la familia y reveló historias del tiempo de infancia. Contó un poco de la metodología que el padre, educador, aplicaba en casa: no había mesada, pero cada uno ganaba algunos cruzeiros si mostraba el resumen de los libros leídos. ¡Así, todos se tornaron lectores! “¡Nuestra casa es una biblioteca, hay libros en el baño! Estamos cercados de libros y revistas”, ratifica Ana Elisabeth Santos de Oliveira, otra heredera del profesor Lauro. Ella recuerda que el padre enseñaba a no ser aquel alumno-primer-lugar. “Porque se está adaptando al sistema... lo importante era leer. Él nos leia Monteiro Lobato”, colore. Es la hija, Ana Elisabeth, que completa el pensamiento del profesor Lauro, al fin de la entrevista. “Para papá, la computadora es igual  a la máquina de calcular: no tiene función pedagógica”, dice, sobre la enseñanza actual. Sobre las modificaciones en el examen de ingreso a la universidad de las universidades federales, el profesor suele aconsejar: “El ministro (de Educación) debe estudiar pedagogía”. “Para papá, hay que entrenar al profesor y valorizarlo”, destaca Elisabeth. La dictadura militar es un largo capítulo en la memoria de la familia Oliveira Lima. En el primer año del golpe, recupera Ana Elisabeth, los hijos del profesor Lauro fueron reprobados en el colegio. “Estábamos hasta traumatizados y encogidos en casa”, dice. “Y la escuela era muy aburrida, nadie podía dar opinión”. Y nadie podía saber de “quien éramos hijos”, completa. Perseguido por los militares, Lauro de Oliveira Lima perdió el empleo en el Ministerio de Educación y sólo encontró el rumbo en la década de 1970, cuando desarrolló el método educacional de dinámica de grupo y fundó o Centro Educacional Jean Piaget. No aceptó ni la ayuda del suegro, ni el exilio. “Paulo Freire lo llamaba, pero él decía que tenía mucha dificultad de salir de Brasil. Y nos quedamos en Río, más o menos, exilados”, cuenta Elisabeth.
Materia publicada en el periódico "O Povo" .